Búscate una Vida

Si te cabreas por que te pitan en la carretera.

Si discutes con el camarero porque se ha equivocado con la cuenta.

Si pierdes la mañana pensando que un compañero de trabajo fue un poco maleducado.

Si esperas sentado a que un amigo te llame para disculparse de una ofensa que sólo existe en tu imaginación…

O si, simplemente, te pasas el día sufriendo por las pequeñas contrariedades cotidianas…

….necesitas problemas más grandes.

Mucho, mucho, mucho más grandes.

¿De verdad crees que puedes tener éxito en la vida funcionando así?

¿De dónde vas a sacar la energía que necesitas para lo importante si la desperdicias en nimiedades?

Ya te he contado que soy cinturón negro, tercer dan, en castigarme a mí mismo.

Pues bien, soy quinto dan en cabrearme por gilipolleces.

El transeúnte que anda con pies de pato (hacia fuera), me saca de quicio.

El suizo que coge los cubiertos como un niño de tres años (súper común aquí).

El colega que no para de hacer ruidos al respirar (gracias a Dios que ahora trabajo solo).

El distraído que se para con las maletas justo al salir de las escaleras mecánicas.

Todo eso y mucho más me vuelve loco.

De atar, además.

Ojalá no fuera así, pero no puedo evitar fijarme en esas tonterías.

Mi TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo) es precisamente fijarme en los TOCs de los demás.

Y es agotador.

Además de una pérdida de tiempo absurda.

El ser humano no está diseñado para hacer dos cosas a la vez.

O te enfocas en lo que importa, o te distraes con lo que no.

O buscas setas, o encuentras Rolex.

No hay más.

Mucha gente confunde dejar pasar las pequeñeces del día a día con pasividad.

Tengo que hacerme respetar.

Si me pitan en el coche y no contesto, les estoy dando la razón.

He pagado para que me atiendan bien.

Sí, fenomenal.

Has salido de la cueva y te has dado un par de golpes en el pecho.

Felicidades.

Pero no.

Saber enfocarse en lo importante es autocontrol.

Saber distinguir entre una pequeña molestia y lo que de verdad impacta tu madurez.

Saber evaluar qué merece tu atención y qué no, es vital para avanzar más rápido.

No puedes elegir qué te molesta.

Yo tampoco.

Pero sí puedes ser más inteligente que tus instintos.

Puedes analizar si merece la pena dejar que una tontería te arruine el día.

Puedes impedir que las pequeñas miserias te roben la sonrisa.

Y puedes darte cuenta que la energía mental, como cualquier recurso escaso, conviene no desperdiciarla.

Mi mujer dice que la gente está muy aburrida con su vida.

Que si no, no se explica cómo pueden obsesionarse con temas tan intrascendentes.

Y tiene toda la razón.

Menos mal que tú y yo…

…tenemos cosas muchísimo más importantes en los que gastar nuestra energía.

¿Verdad?

Te leo.

Iñaki Arcocha

[email protected]

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