- Arcocha Capital
- Posts
- Como te ven, te tratan
Como te ven, te tratan
Dicho por una sabia de 82 años
Mi ama (madre en euskera) ha dedicado una gran parte de su vida al cuidado de la familia, pero a diferencia de la mayoría de las mujeres de su generación, también trabajó profesionalmente durante varios años. Recuerdo casi de memoria la historia de cómo obtuvo la plaza de secretaria de dirección en el entonces Banco Bilbao, hoy BBVA. Por entonces, esos puestos se sacaban por oposición, después de varios exámenes y contra un gran número de aspirantes. Mi aita (papá en euskera) la conoció en un tren de cercanías mientras trabajaba para el Banco Vizcaya, que luego se fusionó con el Banco Bilbao, y el resto, como se dice, es historia.
De esos años trabajando para el Banco Bilbao, mi madre extrajo muchas lecciones que le han sido útiles a lo largo de su vida y que nos ha transmitido a mí y a mis tres hermanas. La importancia de vestirse bien para recibir un trato mejor fue una de ellas, pero no por razones superficiales. Vestirse bien no se refiere únicamente al tipo de ropa que llevamos, sino que nuestra forma de vestir, al igual que nuestros modales o nuestro lenguaje corporal, moldea lo que transmitimos a los demás y la imagen con la que nos asocian en sus mentes. Las nuevas generaciones llaman a esto "marca personal", que no es más que la personalidad de toda la vida.
Puedes ir de traje hasta para comprar el pan o no ponerte una corbata en tu vida, da igual. Te pueden encantar las camisetas de Iron Maiden o dejarte bigote estilo años 50. No hay respuestas correctas o incorrectas en ese sentido. Lo importante es ser consciente de que lo que mostramos a los demás forma parte de la información que utilizarán para relacionarse con nosotros.
Es un concepto bastante contracultural en estos días, donde parece que uno puede sentirse como quiera en cada momento y que nuestro propio cuerpo no proporciona información sobre quiénes somos. Sin embargo, por mucho que se empeñen, el ser humano es como es después de 150.000 años de evolución.
La función primordial de nuestros ojos es recabar información de nuestro entorno que nutra y asista al cerebro en la toma de decisiones. Tan simple y maravilloso como eso.
Existen acciones simples que podemos practicar para mejorar la percepción que los demás tienen de nosotros y, siendo honestos, para sentirnos mejor con nosotros mismos. Después de todo, todos somos seres sociales que anhelamos ser aceptados en algún grado. Y lo mejor es que estas acciones son bastante simples.
Te comparto una que me encanta: sonreír. Es gratis, sencillo (aunque implica el trabajo de decenas de músculos faciales) y no solo impacta positivamente a quienes te rodean (la sonrisa es tan contagiosa como los estornudos según diversos estudios), sino también a ti mismo. Sonreír activa centros de placer en el cerebro, mejorando tu estado de ánimo y tu autoestima. Lo más asombroso es que está demostrado que este efecto se produce incluso si no estás realmente feliz cuando sonríes. En este caso, los actos provocan los pensamientos y no al revés.
Si buscas alegrarte en un día que comienza mal y no tienes ganas de nada, ya sabes cómo empezar a transformarlo. Simplemente sonríe, incluso si es sin muchas ganas, porque tu cerebro te recompensará por ello y con quienes te relaciones.
Mi ama tiene una vitalidad bestial a los 82 años entre otras cosas porque se ríe con bastante facilidad. También porque se cabrea con la misma intensidad, pero esa es historia para otro día.
Te leo.
Iñaki Arcocha Torres