- Arcocha Capital
- Posts
- Hielo o Gloria
Hielo o Gloria
El Precio a Pagar
“Se buscan hombres para viaje peligroso”.
“Sueldo bajo, frío extremo, largos meses de completa oscuridad, peligro constante, regreso a casa dudoso”.
“Honor y reconocimiento en caso de éxito”.
No parece el anuncio más sugerente del mundo, ¿verdad?
Sin embargo, le sirvió al explorador británico, Ernest Shackleton, para reclutar a los hombres que le ayudarían a cumplir su misión:
Cruzar a pie la Antártida.
El 8 de agosto de 1914, el Endurance zarpó del puerto de Plymouth rumbo a lo desconocido.
A bordo, 27 hombres que parecía no temerle a nada.
O tal vez, simplemente no tenían demasiado que perder y mucho que ganar.
Pronto lo descubrirían.
Muy cerca de su destino, El Endurance quedó atrapado irremediablemente en el hielo.
Después de tres meses de agonía, se hundió.
El viaje que comenzó como una aventura heroica pronto se transformó en una desesperada lucha por la supervivencia.
La historia de su regreso a la civilización es demasiado increíble para ser cierta.
Y, sin embargo, lo es.
Tiene de todo:
Viaje épico en trineos improvisados sobre un mar helado. Check.
Construcción de un bote rudimentario para alcanzar una isla donde resguardarse. Check.
Atravesar una cordillera desconocida en una caminata de 36 horas sin descanso. Check.
Carencia extrema de comida, agua y ropa de abrigo. Check.
A todo esto, la única manera que tenían para orientarse en una zona del mundo que apenas estaba cartografiada, era un sextante medio roto.
¿Sólo?
No, aún hay más.
Sobrevivieron los 27 hombres a bordo.
No murió nadie.
¿Cómo fue posible?
Sin duda, la pericia de alguno de sus hombres como Worsley, un auténtico genio de la navegación, fue importantísima.
Pero, por encima de todo, estuvo la habilidad de Shackleton de tomar decisiones acertadas bajo las circunstancias más imposibles.
A Shackleton no le salvaron sus conocimientos sobre navegación, logística o supervivencia.
Todo eso era imprescindible para empezar el viaje.
Pero no fue lo que les permitió regresar.
Lo que de verdad marcó la diferencia fue su capacidad de transformar el conocimiento en sabiduría.
De entender cuándo cambiar de rumbo.
De anteponer lo importante sobre lo urgente.
De elegir la necesidad por encima del deseo.
¿El sueño de cruzar la Antártida es imposible?
No pasa nada, tengo una misión más importante: salvar la vida de mi tripulación.
¿La moral de mis hombres está baja?
Los divido en grupos pequeños, asigno responsabilidades y mantengo viva la esperanza.
¿Me faltan recursos y provisiones de forma extrema?
No me queda otra que navegar 1.300 kilómetros de aguas heladas en un bote minúsculo para pedir ayuda.
Shackleton sabía perfectamente lo que hacía con aquél anuncio.
No buscaba locos ni aventureros imprudentes.
Para nada.
Buscaba hombres que estuvieran dispuestos a tomar riesgos, a sacrificarse y a pagar el precio de la gloria.
Todos nos enfrentamos a nuestra Antártida particular en algún momento.
Cuando las condiciones cambian de la noche a la mañana y nada sale como esperábamos.
Cuando cambiar de dirección da mucho más miedo que seguir a la deriva.
La mala noticia es que ni todo el conocimiento del mundo te ayudará a tomar la decisión correcta.
La buena noticia es que ya tienes todo lo que necesitas para decidir.
Adáptate.
Prioriza.
Decide cuando más importa.
El conocimiento te hará comenzar el camino.
Pero sólo la sabiduría te hará cambiar de rumbo cuando sea necesario.
El hielo te espera.
El reconocimiento también.
¿Qué camino eliges?
Te leo.
Iñaki Arcocha
P.D: Si te gustan estas newsletters, compártelas con tus amigos en el siguiente enlace: https://arcochacapital.beehiiv.com/subscribe
P.D 2: Y si no te gustan, compártelas con tus enemigos para que se fastidien: https://arcochacapital.beehiiv.com/subscribe