No Sigas tu Pasión

Haz que te siga

Me encantan las mentorías.

Mucho más darlas que recibirlas.

Aunque es cierto que todavía me acuerdo del primer programa de mentoring al que asistí.

Fue en la Universidad Comercial de Deusto, mi alma mater, como parte del primer programa europeo de mentoring para universitarios.

Tuve la suerte de que me tocara una directora de Recursos Humanos del BBVA.

Una premonición, porque muchos años después terminaría trabajando allí.

Por partida doble: en Madrid y en Zurich.

Y otra premonición, aún más acertada, fue lo que me dijo mi mentora, Ana:

No te engañes Iñaki.

Tu mentalidad no está hecha para los grandes bancos.

Serás más feliz en un sitio pequeño e independiente.

Lo clavó.

Tardé veinte años en darme cuenta, pero al final seguí su consejo y me monté mi propia empresa.

Historia para otro día.

Tanto me marcó aquella experiencia que siempre quise convertirme en mentor.

O al menos dar clase a universitarios.

Mi inconcluso doctorado en Economía es prueba de ello.

Y mis cuatro años como mentor dentro del Instituto CFA en España, lo es aún más.

En ese tiempo, mis mentees me han compartido infinidad de problemas.

Dudas.

Preocupaciones.

Curiosamente, los mismos que tenía yo a su edad.

O parecidos.

En nuestras sesiones siempre he intentado transmitir toda mi experiencia de estos veinte años de carrera profesional.

Mostrándoles las cosas como son.

No cómo les gustaría que fueran.

Les he ayudado a través de mis propias vivencias, para que ellos encuentren por sí mismos los paralelismos que les sirvan.

Lo que no he hecho es darles consejos vacíos.

En especial uno que se repite siempre en estos contextos y es una barbaridad:

Haz lo que amas

Absurdo.

Encuentra tu pasión

Gracias, no se me había ocurrido.

Es un consejo horrible.

Estúpido.

De los peores que existen.

¿Qué aplicación práctica tiene?

¿Dónde se encuentra la pasión?

¿En el supermercado, junto a los yogures?

Es un consejo que no ha ayudado a absolutamente nadie en la historia de la humanidad.

Cero personas.

No tiene ningún sentido porque la pasión no es un punto de partida.

Es un resultado.

No es el punto de entrada de tu felicidad.

Es la salida.

Funciona igual que cualquier otro aspecto de la vida.

  • Consigues un cuerpo saludable comiendo bien y haciendo ejercicio.

No al revés.

  • Las empresas obtienen beneficios, realizando ventas a sus clientes.

En ese orden.

Aspira a un propósito mayor.

A una causa superior.

Y la pasión será el resultado.

En cambio, si trabajas en lo que detestas,

sólo conseguirás estresarte.

No hace falta que el trabajo actual sea el de tus sueños.

Ni que ir a trabajar sea como visitar Disneylandia.

Ni que nunca te cueste levantarte por las mañanas.

Ni que jamás mires el reloj deseando que pasen las horas.

No es eso.

Es saber que estás trabajando para algo más.

Para conseguir un futuro mejor.

Mayor bienestar para los tuyos.

Más oportunidades a largo plazo.

Mayor cercanía a donde quieres estar.

Si lo enfocas así, entonces sí: estás trabajando en lo que crees.

En tus aspiraciones.

En lo que quieres llegar a ser.

Y, eso, sencillamente,

es la única pasión que necesitas.

Te leo.

Iñaki Arcocha

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