Cuenta hasta 7

En 2007, Apple revolucionó el mundo de la telefonía para siempre con el lanzamiento del iPhone.

Sobre aquél lanzamiento histórico, ya se han escrito miles de artículos.

Pero hay un detalle de la propuesta de Apple que ha pasado completamente desapercibido: la experiencia de abrir la caja del teléfono.

Lo que hoy conocemos como “unboxing”.

El equipo de diseñadores de la compañía pasó meses perfeccionando el sistema de apertura.

Desde la forma de la caja hasta la textura de la envoltura, todo fue revisado hasta el más mínimo detalle.

No hubo nada que quedara al azar.

Ni siquiera el tiempo de apertura.

Siete segundos.

Ni más ni menos.

Ese es el tiempo exacto que lleva desembalar un iPhone y no es posible hacerlo en menos tiempo.

Te reto a que lo intentes la próxima vez que cambies de teléfono.

¿Por qué siete segundos?

Por un lado, es el tiempo perfecto para generar una emoción inolvidable.

Suficiente para sentir expectación, pero no tanto como para desesperar.

En esos pocos segundos, tu cerebro anticipa el momento del clímax con el teléfono por fin en tus manos.

Y la siguiente vez que lo hagas, será casi igual que la primera vez.

Por otro lado, esos siete segundos logran algo aún más importante.

Son el tiempo mínimo que necesita tu cerebro para liberar oxitocina, también conocida como “la hormona del amor”.

Esta sustancia química se libera en el cerebro después de sentir algo placentero, como comprarte un teléfono nuevo, pero va mucho más allá.

El placer que sentimos con el contacto físico también deriva de ella.

Numerosos estudios han demostrado que un abrazo de siete segundos tiene efectos inmediatos increíbles:

• Reduce el estrés.

• Mejora las conexiones personales y la empatía.

• Refuerza el sistema inmunológico.

• Aumenta el bienestar general.

Para ti y para la persona a la que abrazas.

¿No te parece maravilloso?

A mí me sorprende enormemente que no nos pasemos el día dando abrazos por todas partes.

Piénsalo.

Es gratis.

Placentero.

Ilimitado.

Y beneficia a ambas partes por igual.

Ningún gesto tan sencillo tiene un poder tan grande para transformar tu día.

En esta época de propósitos anuales, ¿por qué no empezar por aquí?

Un abrazo diario de siete segundos.

Puede ser a tu pareja, a un amigo o un familiar.

Da igual.

Cuenta los segundos mientras lo haces y disfruta cómo mejora tu humor a partir de ese momento.

¿No se te ocurre a quién abrazar sin que resulte extraño?

Quizás sea el momento de preguntarte por qué.

No lo pienses más.

Abraza más, preocúpate menos.

Y, sobre todo, cuenta hasta siete.

Te leo.

Iñaki Arcocha

[email protected]

P.D: Si te gustan estas newsletters, compártelas con tus amigos en el siguiente enlace: https://arcochacapital.beehiiv.com/subscribe

P.D 2: Y si no te gustan, compártelas con tus enemigos para que se fastidien: https://arcochacapital.beehiiv.com/subscribe