Déjalo para Otros

Hace unos días, grabando un podcast en Madrid, le comenté al entrevistador que ojalá hubiera comenzado mi empresa antes.

En los tres años que llevo con mi propio negocio he aprendido tanto, que desearía haber empezado en mis 30s y no en mis 40s.

Y no sólo por el aprendizaje.

También por la ilusión diaria.

Por las sorpresas que me he encontrado por el camino.

Nunca jamás habría imaginado estar embarcado en tantos proyectos diferentes como estoy ahora.

Incluso, te confieso, que hasta los malos momentos me han gustado.

Porque son la única manera de progresar.

La letra con sangre entra.

Puede sonar macabro, pero el mejor maestro es la necesidad.

El conductor del podcast me respondió que a él le pasaba lo mismo.

Y eso que es unos años más joven que yo.

Sólo que él ya había llegado a la conclusión más importante:

Es todo una ilusión.

Si hubieras empezado a los 30, te preguntarías por qué no lo hiciste a los 20.

Al final, empiezas cuando empiezas y no hay más.

Cierto.

Nos empeñamos en vivir en el “Y si….”.

Que es la mejor manera de perdernos lo que viene.

En el pasado sólo existe el arrepentimiento.

Lo que pasó, pasó.

No se puede cambiar.

Y, lo peor, es que es muy fácil de “falsificar”.

Desde el presente, siempre nos parece que teníamos todo el tiempo del mundo.

Para aprender ese idioma que nunca dominamos.

Para empezar la dieta antes de esos kilos de más.

Para hacer más deporte y no ahogarnos subiendo dos escalones.

Pero la realidad es otra.

Seguramente existían circunstancias que ya hemos olvidado.

O que, simplemente, preferimos ignorar.

Y si no fuera así….

¿Qué más da?

Ya no podemos hacer nada al respecto.

Salvo perder tiempo y energía en lo que ya no tiene solución.

Aún peor.

Muchas veces usamos ese arrepentimiento como excusa para no empezar ahora.

Ya es muy tarde.

Soy demasiado mayor.

Ese tren ya pasó.

Mentiras.

Más mentiras.

Y tiro porque me toca.

No existe el momento ideal.

No hay una línea de salida esperándote.

Lo que cuenta es empezar.

Actuar.

Mirar hacia adelante.

Porque la oportunidad sólo existe en el futuro.

Al final, sólo hay una diferencia entre “hubiera” y “lo hice”.

Decidirte.

¿Y sabes lo mejor?

Que sólo depende de ti.

Te leo.

Iñaki Arcocha

[email protected]

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