Demuestra que Estoy Equivocado

Que en Paz Descanse

Venga, vamos a empezar la semana perdiendo suscriptores.

Lo que es correcto, es correcto.

Con independencia de las consecuencias.

Pocas lecciones para la vida son mejores que esta.

La semana pasada, el conferenciante y activista conservador Charlie Kirk fue ejecutado.

¿Su pecado?

Tener convicciones muy fuertes, muy fundamentadas y muy contrarias al pensamiento dominante.

Conservador.

Religioso.

Muy religioso.

Defensor de la familia tradicional.

Simpatizante de Donald Trump.

Y, sobre todo, amante del diálogo.

Especialmente con quienes pensaban diferente a él.

Su lema: prove me wrong -demuéstrame que me equivoco- lo llevó a debatir en las universidades más izquierdistas del planeta.

¿Eres consciente de la valentía que hay que tener para, siendo hombre blanco, católico y conservador, meterte en la boca del lobo?

Siempre en minoría.

Siempre atacado.

Siempre insultado.

Y nunca rechazó seguir contrastando ideas.

¿Era un santo?

No.

¿Tenía ideas muy controvertidas?

Sí.

¿Merecía que le asesinaran por ellas?

No.

Nadie lo merece.

En un mundo cada vez más polarizado,

más irascible,

más propenso a la violencia,

necesitamos más que nunca el diálogo.

Pero no con quienes ya piensan como tú,

no con quienes asienten cada vez que hablas,

no con quienes no van a poner ni una coma a tu discurso.

Es necesario hablar, empatizar y ponerse en el lugar de quienes piensan diferente a nosotros.

De quienes piensan exactamente lo contrario a nosotros.

Soy una persona cero buenista.

No creo en los puntos intermedios.

En el gris de la prudencia que sólo es el reflejo de la cobardía.

Esa es la mejor definición de mediocridad.

Por lo que no se trata de acercar posturas hasta desdibujar tus propias creencias.

Eso es lo contrario a tener convicciones y valores sólidos.

Se trata de ponerte en el lugar del otro sin presuponer maldad.

Sin demonizar al adversario.

Sin deshumanizarlo.

La alternativa es la tiranía.

La autocensura.

La acumulación de odio hasta el punto de no retorno.

No me importa si Charlie Kirk te caía bien o mal.

No me importa si estabas de acuerdo con todas o ninguna de sus ideas.

Me importa que pienses en el mensaje que dejó:

Discrepemos, pero sigamos hablando.

Discutamos, pero no nos odiemos.

O defendemos el derecho a pensar distinto, incluso ofendiendo a los demás,

o lo perdemos todo.

¿Crees que estoy equivocado?

Demuéstramelo.

Te leo.

Iñaki Arcocha

📖 Mi libro: 50 Historias, 50 Meditaciones Modernas
👉 Cómpralo aquí en Amazon

💬 Si ya lo leíste, no olvides dejar una reseña. 🙌

🔹 No lo leerás en ninguna otra parte.

📩 Suscríbete a mi newsletter para no perderte ninguna historia:
👉 Suscribirme aquí

P.D.: ¿Sigues ahí? Eso es que te ha gustado... Compártela con quien tú sabes. Sí, con todos ellos.

P.D.2.: ¿Te preocupa algo en especial? Escríbeme, y la próxima vez hablaré de ello. Así podrás presumir de que fue idea tuya.