Dos Caras

Te lo he dicho varias veces.

Pero te lo voy a repetir:

Jimmy Carr es un auténtico genio.

Además de un cómico sobresaliente,

es un filósofo moderno como pocos.

Quizás su humor irreverente no te guste - a mí me encanta-

pero, sin duda, apreciarás su capacidad de improvisación.

Cuando interactúa con el público,

no siempre responde como se supone.

A veces deja perlas para el recuerdo:

Jimmy, ¿cómo llevas la pérdida de tu madre?

Bastante bien.

El duelo es el precio que pagamos por el amor.

Es lo que es.

Sería triste si no fuera lo suficientemente triste de por sí.

Amo absoluto.

Todo tiene su reverso.

Y ese reverso es lo que le da sentido.

El amor tiene el dolor de la pérdida.

La victoria tiene el sinsabor de la derrota.

La valentía se contrarresta con el arrepentimiento.

Y así con todo.

¿Cómo esperar que compartir tu vida con alguien sea tan maravilloso,

sin la posibilidad de sufrir su pérdida?

Es imposible.

Tienes que quererlo como un todo.

Aceptar las dos caras de la moneda.

Disfrutar cuando salga cara.

Y aguantar cuando salga cruz.

La calidad del tiempo que pasas con tus seres queridos,

se mide en las lágrimas que viertes en su ausencia.

Y está bien que sea así.

Es lo que te lleva aprovechar cada momento.

Todos.

Como si fueran los últimos.

Porque alguna vez lo serán.

O al menos es lo que debería ser.

Aspira a llorar mucho el día de mañana:

significará que has vivido a máxima intensidad.

Sin dejarte nada,

y sin quejarte de la cara de la moneda que te ha tocado vivir.

¿Triste?

No lo estés.

Despertar a esta perspectiva te descubre un secreto:

que la existencia de las cruces hace, mucho -pero que mucho- más bonitas,

las caras de la vida.

Te lo garantizo.

Te leo.

Iñaki Arcocha

[email protected]

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