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Elegir es renunciar
Si no eliges tú, alguien lo hará por ti
Hace unos años me enfrentaba a la típica encrucijada que todos nos encontramos alguna vez en la vida. Como es habitual en estos casos, las opciones eran dos y mutuamente excluyentes. Podía optar por la Opción A y seguir como siempre, o bien elegir la Opción B para cambiar radicalmente de camino.
La elección me parecía imposible de tomar y las dudas me paralizaban por completo. En realidad y para ser del todo sincero, no eran dudas sino miedo al cambio y a la incertidumbre. Aunque siempre me he enorgullecido de tener mucha imaginación, en casos como este, resulta ser más una maldición que otra cosa.
Gracias a Dios que tengo muy buenos amigos y uno de ellos, Mikel, me lo dejó tan claro que ya no pude esconderme detrás de ninguna excusa. "Iñaki, elegir es renunciar. Pero es mucho mejor que tomes tú la decisión, porque tarde o temprano alguien la tomará por ti".
La frase fue como un golpe directo en la mandíbula, pero soy de los que piensan que los mejores amigos también son los "hombres del mazo" que te dicen lo que necesitas oír para reaccionar.
“Quien bien te quiere te hará llorar” que dice el refrán. La amistad sino duele de vez en cuando, es que no es verdadera amistad.
De todos modos, mentiría si dijera que tomé su sabio consejo inmediatamente. Necesité de un tiempo de procesamiento en el que seguí envuelto en mis dudas y en mi indecisión. No obstante, es verdad que al final le hice caso y preferí ser yo quien tomara las riendas de mi vida.
Al final todo se reduce a esas dos opciones: o quedarte sin hacer nada y aunque creas que no estás eligiendo, de hecho, sí lo estás haciendo o armarte de valor y asumir la responsabilidad de tus acciones.
¿Por qué nos cuesta tanto tomar estas decisiones trascendentales? Sobre todo porque tenemos miedo a arrepentirnos de la opción que no tomamos. Lo queremos todo, sorber y soplar, cambiar pero sin arriesgar y quedarnos con todo lo bueno sin ninguna consecuencia negativa.
Y es una lástima, porque si elegir es renunciar, también es reafirmarse en lo que realmente queremos para nuestra vida. Al renunciar a algo, descubrimos lo que realmente deseamos y nos liberamos de todo lo demás.
No hay peor situación para un ser humano que quedar atrapado en el pasado, y ni siquiera por convicción, sino por cobardía. Como decía mi padre: "Hacia atrás, ni para tomar impulso".
También es verdad que lo más fácil es dejarte llevar por la corriente, hacer lo que siempre has hecho porque te resulta conocido, cálido, acogedor. Tomar decisiones distintas te lleva al terreno de los "y si..." y ahí hace mucho frío, y está muy oscuro.
Lo que no nos damos cuenta es que siempre es mucho mejor para nosotros enamorarnos de nuestro futuro que hacerlo de nuestro pasado. Cuando pensamos en el futuro, solemos enfocarnos en las cosas malas que nos pueden suceder o en las incertidumbres de cambiar nuestro estilo de vida. No nos damos cuenta de que la mayoría de nuestros miedos jamás se producen y que al no estar nada escrito, todo es posible.
Al futuro no hemos llegado ninguno, pero llegaremos. De ti depende si será por el camino que tú eliges o por el que otros tomen por ti.
Te leo.
Iñaki Arcocha