¿Qué Hice Después?

Anatomía de un Fracaso

Acepté el trabajo en el Banco Popular sin dudarlo.

Estaba convencido de que era un gran salto en mi carrera profesional.

Necesitaba un cambio en mi vida.

En Bilbao, bajo las faldas de mi madre, lo tenía todo.

Cama hecha.

Ropa limpia y planchada.

La mejor cocinera del universo conocido.

Dinero…

Amigos….

Y una casa familiar con vistas al mar.

Pero me faltaba algo.

Quería progresar.

Crecer.

Vivir la experiencia en una gran ciudad.

Trabajar en un gran banco.

En definitiva, tratar de llenar un agujero que no tenía fondo.

La oferta del Popular vino como caída del cielo.

Más salario.

Más responsabilidad.

El trabajo soñado.

Con un añadido extra:

Demostrarme a mí mismo que podía salir de casa y perder el miedo.

Curiosamente, eso fue lo único que conseguí.

El resto fue un soberano fracaso.

Mi etapa en el Popular duró once meses.

Poco más que un embarazo.

Hasta que conseguí cambiar de trabajo otra vez.

El primero de una serie de saltos en búsqueda de la felicidad laboral.

Pero esa es historia para otro día.

La verdad es que no me costó volver a cambiar.

Eso fue fácil.

Dejar de culparme, ya no lo fue tanto.

Me sentía imbécil.

Me lamentaba por haber perdido el tiempo.

No veía nada positivo en aquella decisión que tomé en Bilbao.

Me sentía un fracasado a pesar de haber pasado página.

¿Por qué?

Porque revestí un error…..de culpa.

Y ahí empezó el problema.

Equivocarse no es malo.

Ni bueno.

O no tiene por qué ser ni lo uno ni lo otro.

Un error no es más que una indicación de algo que puedes mejorar.

Nada más y nada menos.

Es información que puedes usar a tu favor….

….o dejar que te hunda en la miseria.

Soy tonto.

Soy un miserable.

Cómo he podido ser tan imbécil.

Lo he hecho todo mal…

Ahí es cuando pasas de cometer un error a sentirte culpable.

Y cuando permites que se convierta en un fracaso.

El fracaso es un sentimiento muy peligroso.

Porque une las dos peores emociones que puedes tener.

La culpa y la vergüenza.

No caigas en el mismo error que yo.

No permitas que una equivocación empañe tu percepción de las cosas.

O lo que es peor: tu forma de verte.

Empieza a ver los errores como lo que son:

Oportunidades.

Y todo cambiará.

Mejorará.

Tanto tu visión de ti mismo,

Como tu forma de estar en el mundo.

Te leo.

Iñaki Arcocha

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