Humor y Supervivencia

Una tira de Calvin y Hobbs

Las tiras cómicas de Calvin y Hobbs siempre me han fascinado.

Su aparente sencillez oculta con frecuencia un mensaje mucho más profundo e interesante.

Además, les pasa como a Mafalda o incluso a los Simpsons, que aunque gusten a los más pequeños, realmente están dirigidos a los mayores.

El otro día leí una que me gustó especialmente y en la que se reproducía un diálogo entre el bueno de Calvin y su tigre Hobbs:

Calvin: ¿No es extraño que la evolución nos haya dado sentido del humor?

Calvin: Si lo piensas, es curioso que tengamos una respuesta psicológica a lo absurdo. Nos reímos de cosas sin sentido. Nos gustan. Nos parecen graciosas.

Calvin: ¿No te parece raro que valoremos lo absurdo? ¿Por qué íbamos a desarrollarnos así? ¿En qué nos beneficia?

Hobbs: Supongo que, si no pudiéramos reírnos de las cosas que no tienen sentido, no podríamos reaccionar a muchas de las cosas de la vida.

Calvin: No sabría decir si tiene gracia o si da mucho miedo.

La evolución es un proceso caprichoso, casi nunca en línea recta, en ocasiones contradictorio pero siempre con un objetivo claro.

La supervivencia.

Nuestros instintos, nuestra morfología y nuestras apetencias, están marcadas por la ventaja evolutiva que obtenemos de ellas.

Entonces, ¿qué obtenemos de reírnos?

Como bien dicen Calvin y Hobbs, la risa nos permite relativizar y valorar las cosas en su justa medida.

Si nos reímos de tonterías, seremos capaces de valorar más seriamente lo importante.

Pero yo creo que el sentido del humor nos aporta muchos otros beneficios.

Los irlandeses, por ejemplo, terminan los funerales con una fiesta en algún pub en honor al fallecido.

Han entendido que la mejor manera de honrar la vida de quienes nos faltan es celebrarla y no lamentarla.

Piensa también en cómo empiezan todos los grandes comunicadores sus conferencias para romper el hielo.

Haciendo reír al público.

Son muy conscientes de que el humor es el mejor medio de comunicación posible y la risa el lenguaje universal por excelencia.

Ni que decir tiene, que la mejor manera de ayudar a un amigo que está triste es hacerle reír.

Escuchar sus penas está bien, llevarle kleenex también, pero mucho mejor si le regalas un poco de humor.

Sus endorfinas, las tuyas y las de los que os rodean lo agradecerán.

Por no hablar del humor como fuente de motivación y de cohesión entre las personas.

¿A quién le gusta trabajar en una oficina que parece un velatorio?

He sido siempre un firme defensor de que la gente feliz trabaja mucho mejor y está muchísimo más comprometida.

Crea un buen ambiente de trabajo y tendrás gladiadores que lo darán todo por ti cuando más los necesites.

Y, por supuesto, el humor nos ayuda a no tomarnos demasiado en serio a nosotros mismos.

Si somos capaces de reírnos de nuestros errores y nuestros defectos, seremos capaces de mantener los pies en la tierra y no dejarnos llevar por fantasías.

¿Cómo no vamos a aprovechar entonces este don divino y ponerle a la vida una sonrisa?

La alternativa es ser un triste, y a nadie le gusta rodearse de gente así.

Te leo.

Iñaki Arcocha

P.D: Una pequeña muestra del talento de Bill Watterson, creador de Calvin y Hobbs.