La gente no quiere leer

Sino haber leído

El otro día me comentaba un buen amigo que le resultaba muy frustrante ir al gimnasio todas las semanas.

Ha estado yendo al gimnasio unas tres veces por semana durante el último año, pero no ve demasiados resultados para el esfuerzo que invierte.

Además, su vida social se ha visto afectada, teniendo que hacer constantes malabares con los horarios y perdiendo mucho tiempo yendo y viniendo.

“Pero ¿te gusta hacer pesas una vez que vas al gimnasio?”

“No, lo odio con toda mi alma”

Y ahí está el problema.

Es muy complicado obtener resultados de una actividad que detestamos. Resulta más fácil conseguir buenos resultados de una actividad que se nos da mal que de otra que se nos da bien pero que odiamos hacer.

La actitud en la vida lo es todo.

Y si lo haces con una sonrisa en la cara, aún mejor.

El problema de mi amigo, como bien dice el locutor argentino Alejandro Dolina, es que la gente no quiere leer, sino haber leído.

Aunque a todo el mundo le parece positivo el hábito de la lectura, no todos están dispuestos a dedicarle mucho tiempo ni a privarse de ver su serie favorita o los reels de instagram.

Todo no se puede y elegir es renunciar.

Nos encantaría poder decir a nuestros amigos que hemos leído Los Miserables o la Montaña Mágica, pero no queremos pasar por el esfuerzo de hacerlo. Llevar sólo 30 hojas leídas y pensar que quedan más de 500 antes de terminar se hace muy cuesta arriba.

“¡He léido Los Miserables!”, es lo que nos gustaría proclamar a los cuatro vientos y por tanto nuestro objetivo final.

Sin embargo, la verdadera recompensa no está en terminar un libro o una rutina del gimnasio, sino en el sedimento que nos dejan horas de lectura o de darle al hierro.

El esfuerzo es lo que te fortalece física y mentalmente.

El camino es siempre la respuesta en mucha mayor medida que el destino final.

Porque todo final no es más que el principio de un camino nuevo. Siempre habrá otros libros por leer y más sesiones de gimnasio por completar.

Piénsalo detenidamente.

¿Te hizo feliz el examen final de carrera o el hecho de haber sido capaz de asistir a la universidad durante años?

¿Cuando aprendes un nuevo idioma, el objetivo es sacarte un título acreditativo o poder hablar con otras personas en su mismo idioma?

Yo al menos, cuando miro atrás, no pienso en los títulos de finanzas colgados en mi pared ni en los interminables exámenes que tuve que hacer para conseguirlos.

En cambio, sí que recuerdo a los compañeros, las empresas y los clientes con los que he trabajado a lo largo de los años.

Las certificaciones no han sido lo importante, sino lo que he aprendido con ellas y que podré aplicar el resto de mi vida.

Estoy seguro de que en tu caso ha sido exactamente igual.

Te leo.

Iñaki Arcocha