La Sociedad de la Nieve

Lecciones de una historia imposible

Hace aproximadamente 15 años, tuve el privilegio de asistir a una conferencia motivacional en Madrid impartida por Carlos Páez, uno de los supervivientes del famoso accidente de los Andes en 1972.

La historia es ampliamente conocida y ha sido llevada al cine en dos ocasiones: primero con "Viven" en 1993 y más recientemente con "La Sociedad de la Nieve". Confieso que nunca pude ver la película del 93 porque no me gusta ir al cine a ver hechos reales, prefiero mantener la incertidumbre y la magia del guión. Además, por aquél entonces, no tenía muy claro lo que pensar acerca de lo sucedido.

Algunas películas, al igual que ciertas novelas, se nos atragantan y no somos capaces de hacerlas pasar. De hecho, hoy en día sigo sin haber visto “Viven” a pesar de haber disfrutado mucho de la “Sociedad de la Nieve”. En mi defensa diré que hay gente a la que le encanta el aceite de oliva y no soporta las aceitunas con lo que supongo que no soy tan raro.

Fui a la conferencia por recomendación de un compañero de trabajo que conocía personalmente a los protagonistas, e incluso me había recomendado el libro "La Sociedad de la Nieve", que se publicó por aquella época. A pesar de mi animadversión hacia la película, decidí darle una oportunidad al libro por el buen gusto literario de mi colega. Me atrajo especialmente, el hecho de que el libro no se centrara tanto en la dramatización de los eventos, sino en recoger los testimonios directos de los 16 supervivientes. Muchos de ellos no habían logrado hablar del accidente en todos esos años.

Lo que aprendí de aquel libro y de aquella conferencia me acompañará por el resto de mi vida y me temo que ninguna película le hará suficiente justicia. El momento culminante para mí fue cuando Carlos Páez nos contó que lo primero que lograron escuchar cuando arreglaron la radio fue la noticia de que habían dado por finalizada la búsqueda de los supervivientes.

Carlos preguntó al auditorio si pensábamos que era una una buena o mala noticia, a lo que todos exclamamos estremecidos que era una pésima noticia. Él nos miró sonriendo con los ojos y nos aseguró que fue la mejor noticia que podían haber recibido.

Y lo era, porque ser conscientes de que nadie más los buscaría, de que la sociedad les había dado la espalda, fue el motor del cambio que necesitaban. Aquella noticia marcó el momento en que abandonaron la espera y decidieron ponerse en acción. Si las sociedad les había abandonado, ellos crearían su propia sociedad, la Sociedad de la Nieve.

Lejos de considerar que sus acciones y decisiones fueron extraordinarias, todo el discurso de Carlos se centró en que, en realidad, ellos eran chicos normales y corrientes que, ante una situación límite, se unieron para sacar lo mejor de sí mismos y sobrevivir.

No se veían a sí mismos como superhéroes ni como personas extraordinarias, sino simplemente como seres humanos que lucharon para salir de aquel infierno blanco y seguir con sus vidas.

Te aseguro que, de haber estado en esa conferencia, habrías salido con la misma convicción que yo de que lo que contaba Carlos era verdad . El ser humano es capaz de cometer las mayores atrocidades, pero también, y más aún, de realizar las más increíbles hazañas.

Todos nos enfrentamos en algún momento de la vida a nuestro propio "Andes" particular que debemos superar, y ten por seguro que eres más que capaz de conseguirlo. La necesidad genera virtud y sólo ante la adversidad eres capaz de descubrir tu verdadero potencial.

No puedes evitar las dificultades que te encontrarás en la vida, pero sí puedes decidir cómo enfrentarte a ellas. De tu actitud ante esos desafíos vitales dependerán las lecciones que aprendas en el proceso.

La "Sociedad de la Nieve" no terminó en aquella montaña, sino que continuó con el regreso a la realidad al enfrentarse al rechazo de una sociedad que no entendía las decisiones que tuvieron que tomar.

Pero esa es historia para otra día.

Te leo.

Iñaki Arcocha