¿Sabrás Responder?

Un ingeniero recibe una llamada urgente.

La mayor fábrica de la ciudad tiene un problema gravísimo.

Una de las máquinas principales ha dejado de funcionar.

Ninguno de sus técnicos son capaces de resolver el problema.

El tiempo vuela, y cada minuto que pasa es dinero que se esfuma.

Necesitan ayuda.

Y la necesitan del mejor.

Lo necesitan a él.

Al llegar a la fábrica, inspecciona la máquina de arriba a abajo y de delante a atrás.

Después, abre su caja de herramientas y saca una llave inglesa pequeña.

Del número 6, para ser exactos.

Con ella, aprieta una única tuerca y, como por arte de magia….la máquina vuelve a rugir.

Problema resuelto.

Los directores de la fábrica no caben en sí de gozo.

Despiden al ingeniero con todos los honores y le piden que , por favor, envíe sus honorarios lo antes posible.

Un par de días después, reciben la factura:

100.000 euros.

…

Se arma la de San Quintín.

¿100.000 euros por apretar una tuerca?

Intolerable.

Le mandan una nota urgente, exigiendo el desglose de costes.

La respuesta no tardó en llegar:

Apretar una tuerca: 10 euros.

Saber qué tuerca apretar: 99.990 euros.

Juego, set y partido.

Todo lo importante en esta vida requiere tiempo.

Paciencia.

Constancia.

Esfuerzo.

El largo plazo gana al corto todos los días de la semana.

Lo que hoy te parece imposible, dentro de unos años lo harás con los ojos cerrados.

Si te esfuerzas, claro.

Si te pasas el día quejándote por tu mala suerte, tu falta de tiempo o porque todo te pasa a ti, pobrecito mío…..

Seguirás donde estás.

Con muchas preguntas y sin ninguna respuesta.

Todos queremos soluciones rápidas.

Yo incluído.

¿Crees que quiero aprender alemán porque vivo en Zürich?

No.

Lo que quiero es hablarlo.

No me apetece pasarme horas con Duolingo, ni contratar a un profesor, ni mucho menos pasar la vergüenza de practicarlo.

¿Crees que me apetece aprender a esquiar?

En absoluto.

Lo que quiero es poder bajar por pistas negras sin desear llevar pañales ni estar agobiado cada segundo.

Eso es lo que quiero.

Lo que quiero yo, lo que quieres tú y lo que queremos todos.

Queremos el resultado final sin pagar el precio del proceso.

Envidiamos el éxito de los demás, sin valorar las horas de esfuerzo y sufrimiento que les ha costado.

Pues yo conozco a un vecino que le va super bien y sólo trabaja 20 minutos al día en días impares.

Que te acuestes.

Todos tenemos de vecino a Clark Kent y seguimos sin saber volar.

Además, te voy a contar un secreto.

¿Sabes lo que pasaría si consiguieras todo lo que quieres sin esfuerzo?

Que no le darías ningún valor.

Ninguno en absoluto.

Y lo que es peor: no sabrías sacarle partido.

Por eso los ganadores de lotería lo pierden todo a los dos años.

Por eso los deportistas profesionales se arruinan al poco de retirarse.

No han aprendido nada.

Lo han tenido demasiado fácil.

El aprendizaje no está en conseguir algo puntualmente, sino en permanecer en el camino correcto el tiempo suficiente.

En tener la fortaleza de seguir en el juego.

Hoy es muy posible que no lo veas.

Pero llegará un día en el que sonará tu teléfono.

Y te pedirán algo muy importante.

Que sólo tú podrás resolver.

No puedes elegir cuándo será esa llamada.

Pero sí puedes decidir llegar preparado.

El éxito siempre tarda 20 años en llegar de la noche a la mañana.

Te leo.

Iñaki Arcocha

[email protected]

📖 Mi libro no te dirá qué tuerca apretar.

Pero te ayudará a identificar cuáles valen tu tiempo y cuáles no.

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Lecciones prácticas, aplicables y reales.
Para que, cuando suene el teléfono, siempre sepas qué contestar.

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