Mitos Financieros

Descuelga el Cuadro de la Pared

Hoy me vas a permitir que te hable de mi tema, de las finanzas.

Y, además, voy a hacerlo criticando uno de los pilares básicos de las finanzas personales.

Porque, a veces, lo que se da por sentado no es necesariamente lo mejor.

Te cuento.

Desde hace tiempo colaboro con Economipedia, cuyo socio fundador, además de excompañero, es un gran amigo personal.

Economipedia, que nació como un diccionario de términos financieros, se ha convertido en uno de los mayores referentes de la educación financiera en español a nivel mundial.

¿Exagero?

Soy de Bilbao, pero te aseguro que son muy buenos, y no sólo porque yo colabore con ellos de vez en cuando.

Breve inciso para los lectores que no son españoles.

Bilbao es una ciudad del Norte de España, que es además la capital del Universo conocido y por conocer.

Aclarado esto, prosigo.

Todo lo que se haga para fomentar la educación financiera es poco.

En mi caso, estoy participando en el nuevo servicio de mentorías personalizadas de Economipedia, y la experiencia está siendo inmejorable.

Uno de los temas clave que abordamos en las primeras sesiones es la necesidad de crear un fondo de emergencia.

Ya sabes, ese colchón financiero que te permite hacer frente a cualquier imprevisto.

Cambiar las ruedas del coche, una caries inesperada de los niños o cualquier otro gasto que te descuadra el presupuesto mensual.

Razonable, ¿verdad?

Todos los libros de texto y vídeos sobre finanzas personales te dirán que tener un fondo de emergencia es una idea buenísima.

A mí no me gusta nada.

Ya te he dicho que soy de Bilbao, y por eso juego con ventaja.

No tengo nada en contra de tener un fondo para imprevistos, sino en el error de base asociado al mismo.

Cuando apartamos dinero para emergencias, creemos que estamos comprando tranquilidad, preparándonos para lo que no queremos que ocurra.

Es una idea muy ligada a la de “libertad financiera”.

Si consigo ahorrar seis meses de mi sueldo, estaré muy tranquilo.

Con doce meses, aún más.

Y ya con un par de años, se puede caer el mundo que yo duermo a pierna suelta.

Pero la realidad es que, en la mayoría de los casos, no conseguimos tanta tranquilidad como pensamos.

A veces, incluso todo lo contrario.

Cuando necesitamos usar ese fondo de reserva, nos invade la ansiedad: ¿será suficiente?, ¿cuánto tardaré en reponerlo?, ¿por qué tengo tan mala suerte?

Esa cuenta de ahorro se convierte en un cuadro bonito que nos gusta ver colgado, pero que no queremos tocar.

La libertad financiera es, en muchos casos, una ilusión.

A la mayoría nos han educado en la creencia de que debemos ahorrar al máximo, contener gastos y no dejarnos llevar por los aumentos de sueldo.

“No te vengas muy arriba, que la vida da muchas vueltas”.

¿A qué has oído muchas veces esa frase o alguna similar?

Esos consejos suelen venir del círculo familiar y están hechos desde el cariño.

Por supuesto, pero también desde la preocupación.

Y ahí está el origen del mal.

Cualquier estrategia que nace del miedo es, por definición, una mala estrategia.

En mi caso particular, y sospecho que en el de muchos otros, es incluso un pensamiento limitante.

Ahorrar está muy bien y es recomendable.

Invertir lo ahorrado es aún mejor ,porque ahorrar sin invertir es como pagar por un buffet libre y no tocar la comida.

Te pierdes lo mejor de la experiencia.

Pero lo más importante es adquirir los conocimientos y la experiencia que te permitan seguir generando dinero en el futuro.

La verdadera seguridad no está en una ilusoria “libertad financiera”, sino en la “capacidad financiera”.

En la confianza de saber que puedes volver a hacerlo.

Piénsalo un segundo.

¿Por qué tanto énfasis en tener un fondo de seguridad, en ahorrar al máximo y en nunca darte un capricho?

La respuesta es miedo.

Miedo a no poder ahorrar de nuevo.

Miedo a no ser merecedor de lo que has logrado.

Miedo a que el en el futuro me vaya peor.

Miedos humanos, comprensibles, pero que te frenan y te alejan de tus objetivos.

¿Significa esto que hay que ser un Kamikaze, gastarse todo el sueldo a lo loco y no tenerlo miedo a nada?

Tampoco.

Que soy de Bilbao pero de las afueras.

Todos tenemos obligaciones y responsabilidades en forma de hipotecas, hijos o cualquier otro gasto del día a día.

Lo que te digo, y se lo explico a mis mentees, es que tengas claro el porqué y el objetivo último de tus decisiones financieras.

Financieras y no financieras, ya puestos.

Un fondo de seguridad y un control adecuado de tus finanzas personales es siempre una idea excelente, pero no es la panacea ni el objetivo final.

La tranquilidad financiera no viene de tener grandes ahorros, sino de saber que lo que hiciste, lo puedes volver a hacer.

Y esta vez, hacerlo mejor.

Te leo.

Iñaki Arcocha

P.D: El que esté libre de pecado que tire la primera piedra.

No pienses que, por ser profesional, estoy exento de cometer (y seguir cometiendo), grandes errores financieros.

Aquí te dejo los 5 mayores errores de mi carrera profesional.

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