Olvida Tu Móvil

Desconecta para Reconectar

Qué tonterías hacemos a veces.

Nos pasamos el año ahorrando para el viaje de nuestros sueños, y cuando estamos allí, no apartamos la vista de nuestro móviles.

En lugar de contemplar las maravillas que nos ofrece el viaje con nuestros propios ojos, lo hacemos a través de una pantalla.

Todo, para al volver a nuestra rutina, tener fotos que demuestren que estuvimos allí.

¿No te parece triste que nos preocupemos más por capturar un recuerdo que probable no volvamos a ver, en lugar de vivir plenamente la experiencia?

A mí sí me lo parece.

Y mucho.

¿Por qué nos comportamos así?

No tengo ni idea.

Quizá por la misma razón por la que nos parece inconcebible salir de casa sin el móvil en el bolsillo.

Nos cuesta tanto no revisar las notificaciones cada cinco minutos….

La triste realidad es que vivimos en una búsqueda constante de estímulos, adictos a la dopamina que nos dan los “likes”, las notificaciones y los seguidores.

Ni hablar del “miedo a perderte algo” que te lleva a revisar constantemente tus redes sociales.

No es tan sorprendente si pensamos en la sociedad en la que vivimos, donde podemos obtener cualquier capricho con dos clicks.

Comida, entretenimiento y lo que sea, a la alcance de tu mano de manera inmediata.

Hay más series malas ahí fuera de las que podrás ver en el resto de tu vida.

Pensando en todo esto, decidí probar algo nuevo en mi último viaje a México por trabajo.

Salía a pasear, porque los 10.000 pasos diarios no se hacen solos, dejando el móvil en el hotel.

Voy sin frenos, lo sé.

Confieso que no fue una decisión fácil de tomar.

Al Ego que todos llevamos dentro, no le gustan nada estas decisiones autónomas por lo que, en mi caso, me susurraba todo tipo de escenarios apocalípticos:

  • Tienes menos sentido de la orientación que Cristóbal Colón y te vas a perder.

  • ¿Y si te llama tu cliente más importante por una urgencia y no le contestas?

  • Estás viejo, te va a dar un calambre en la corva y no podrás llamar a un Uber.

  • Vas a olvidar el código de la habitación que tienes apuntado en el móvil.

  • Deja de hacer tonterías.

  • ¿Cómo vas a dejar al móvil solo en la habitación? Él nunca te haría eso.

Aún así lo hice.

¿Y qué pasó?

Nada.

El mundo siguió girando.

Bueno, sí pasó algo.

Durante ese paseo, se me ocurrieron muchísimas historias para mi newsletter, incluida esta que estás leyendo ahora mismo.

Escribí mentalmente el guión de dos vídeos de YouTube y se me ocurrieron varias ideas de inversión para mis clientes.

Además, obtuve otro regalo invaluable.

Paz.

Paz mental como hacía muchísimo que no experimentaba.

Las únicas ocasiones en las que suelo sentir algo parecido, es cuando voy montado en un avión y no hay wifi.

Aunque es verdad que en esas ocasiones es algo involuntario y cada vez hay más conectividad cuando vuelas.

No hay comparación a lo que sientes cuando logras vencer una dependencia y sigues adelante.

Desconectar no significa perder el contacto con el mundo, sino reconectar con lo que verdaderamente importa.

Al final, no será la foto la que te recuerde lo vivido, sino lo que sentiste en ese momento.

Vence tus miedos y olvídate del móvil de vez en cuando.

Es la mejor manera de disfrutar el momento y el tiempo presente.

Mi siguiente locura va a ser no mirar el móvil justo antes de dormir ni al despertarme.

A lo loco.

En este caso juego con ventaja, al fin y al cabo, comparto dormitorio con la mujer más maravillosa del mundo.

Y eso siempre ayuda.

Recuerda: no hay día más importante que el hoy ni momento más valioso que el ahora.

Te leo.

Iñaki Arcocha

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