¿Quieres Resultados?

¿Sabes qué hacer cuando algo es urgente?

Y no sólo urgente, también necesitas que se haga perfecto y a tiempo.

La respuesta es muy sencilla: dáselo a la persona más ocupada que encuentres.

¿Cómo?

Será a la persona más desocupada y que tiene más tiempo libre, ¿no?

No.

No me he vuelto loco, tranquilo.

O al menos no por esto.

La realidad es que las personas más ocupadas son las mejores para las tareas importantes.

¿Por qué?

Porque están siempre hasta arriba de trabajo por una muy buena razón.

Son eficientes.

Justo lo contrario de quienes, al estar desocupados, no hacen nada en todo el día.

Las personas eficientes están acostumbradas a gestionar su tiempo y cumplir con sus responsabilidades sin poner excusas que no se cree nadie.

Piénsalo.

Si en tu equipo tienes que cumplir con un objetivo importante, ¿a quién le das la responsabilidad?

¿Al que vive en la cafetería y se le cae el lápiz antes de que el reloj marque las seis para irse?

¿O al que siempre arrima el hombro y no se va hasta que el trabajo está terminado?

No hay debate.

Las personas trabajadoras son verdaderos cinturones negro en ponerse metas, cumplirlas y pasar a las siguientes.

Pueden quejarse de la carga de trabajo, pedir un descanso de vez en cuando, pero su prioridad es que el trabajo se haga.

Punto.

En el otro lado, están los que siempre tienen tiempo libre y dedican todo su esfuerzo a pasar desapercibidos.

No vaya a ser que les encarguen algo y, Dios no lo quiera, tengan que asumir la responsabilidad de que salga bien.

Sin responsabilidad no hay gloria, pero tampoco culpa.

Sé que esto puede parecer injusto y en el ámbito laboral se sufre especialmente.

Lo he vivido en primera persona en mi experiencia pasada liderando equipos.

Siempre hay quienes cargan con el trabajo que otros no hacen.

Mi consuelo es pensar dónde estarán unos y otros dentro de tres o cinco años. El tiempo pone a cada uno en su lugar.

Si en algún momento tuviera que contratar a alguien para mi empresa, sé muy bien a quién llamaría.

Quien trabaja duro, antes o después, recibe su recompensa.

Y en tu vida personal seguro que pasa lo mismo.

¿A quién pides consejo y ayuda?

¿De quién te gusta escuchar historias interesantes?

La realidad es que si no haces nada con tu vida, tampoco tendrás nada interesante que compartir.

No se trata de vivir en una constante carrera contra el reloj, pero tampoco de pasar la vida en el sofá esperando que ocurra algo emocionante.

La decisión es tuya.

Puedes ser la persona que ve la vida pasar sin complicaciones ni urgencias, pero a la que nadie llama cuando importa.

O la que siempre está en movimiento, pasando de una historia a otra, y a la que todo el mundo quiere tener cerca.

Puedes optar por la tranquilidad de una vida anodina y olvidable, o por la efervescencia de una vida vertiginosa y emocionante.

Las dos al mismo tiempo, no es posible.

Tú eliges.

Te leo.

Iñaki Arcocha

[email protected]

P.D: Si te gustan estas newsletters, compártelas con tus amigos en el siguiente enlace: https://arcochacapital.beehiiv.com/subscribe

P.D 2: Y si no te gustan, compártelas con tus enemigos para que se fastidien: https://arcochacapital.beehiiv.com/subscribe