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¿Quieres ser Inmortal?
Cuidado con lo que deseas...
El Doctor David Sinclair, experto en genética y profesor en la Escuela de Medicina de Harvard, siempre comienza el curso académico de la misma manera.
Formulando una sencilla pregunta a todos sus alumnos:
“¿A quienes de ustedes les gustaría vivir para siempre? Por favor, levanten sus manos”.
Muy pocos, o ninguno, lo hacen.
“Bien, ahora díganme ¿quienes de ustedes querrían vivir para siempre si se mantuvieran tan jóvenes como son ahora? Vuelvan a levantar las manos”.
Casi toda la clase mantiene sus brazos arriba con una sonrisa cómplice.
El doctor Sinclair ha dedicado toda su carrera a la investigación sobre el envejecimiento y es una de las mayores autoridades mundiales en la materia.
Con este sencillo juego, les demuestra a sus alumnos que el ser humano no es que no quiera ser inmortal; lo que no quiere es envejecer.
Piensa que aproximadamente el 80% del gasto en sanidad de los países desarrollados se destina a los cuidados en la tercera edad.
El milagro de la medicina moderna ha logrado extender muchísimo la esperanza y calidad de vida, pero de momento sigue teniendo resultados muy pobres en los últimos años de la misma.
Vivimos una vida lo más plena posible y, al final, luchamos para terminar de la manera más digna posible.
No hay más.
¿Pero y si no tuviera que ser así?
Las investigaciones de Sinclair y otros expertos en la materia apuntan a que el envejecimiento no tiene por qué ser un mal irremediable.
Conocemos organismos de todos los tamaños que, de hecho, no envejecen o lo hacen muy lentamente.
Hay tiburones de más de 500 años que aún están nadando con las heridas provocadas por arponeros de la época de Cristóbal Colón.
Algunas especies de tortugas también alcanzan varios siglos de edad e incluso hay langostas que directamente no muestran ningún síntoma de envejecimiento.
Ninguno.
Se mantienen jóvenes y con capacidad reproductiva para siempre.
Si nos fijamos en organismos más pequeños, los datos son aún más alucinantes.
Los tardígrados son microorganismos resistentes a condiciones extremas de temperatura, deshidratación, radiación e incluso al vacío del espacio.
Las hydras son pequeños organismos acuáticos, repletos de células madre que les permite regenerar completamente su organismo a partir de un fragmento diminuto.
Por último, las células germinales que todos tenemos en nuestro cuerpo, así como las malditas células cancerígenas, tampoco envejecen nunca.
Estos ejemplos demuestran que la biología ha desarrollado diversos mecanismos para eludir el envejecimiento, ofreciendo un fascinante vistazo a lo que podría ser el futuro de la medicina.
No existe ninguna razón fundamental por la que el ser humano no sea capaz de descubrir el secreto de la eterna juventud que esconden estos organismos.
Al fin y al cabo, se trata de un problema técnico: impedir que el cuerpo humano envejezca.
En este tipo de situaciones, el ingenio humano ha demostrado ser tremendamente eficiente.
Como dice el economista español Daniel Lacalle, “nunca apuestes contra un ingeniero. Con el tiempo y el dinero suficiente, resolverá cualquier problema”.
Personalmente, no tengo ninguna duda de que eventualmente lo lograremos y el ser humano por fin doblegará a la Muerte.
Cuando lo conseguiremos ya es otra cuestión.
Lo que más me preocupa es si es un resultado deseable.
El recurso más valioso es siempre el más escaso y en nuestro caso es el Tiempo.
Los mayores avances humanos se han logrado gracias a genios que sabían que sus descubrimientos les sobrevivirían y serían su regalo a la Humanidad.
El propio ansia reproductivo del Homo Sapiens se basa en la certeza de que un día no estaremos, pero podremos dejar un legado en la forma de nuestros hijos.
Si el tiempo ya no fuera un problema, ¿seguiríamos teniendo la necesidad humana de progresar, de innovar y de avanzar lo más rápido posible?
¿Seguiríamos siendo Seres Humanos si quiera?
¿Qué implicaría no tener prisa por nada? No disfrutar de la alegría que te da vivir cada día como si fuera el último.
Muchas veces he fantaseado con vivir para siempre y no tener que enfrentarme al otro lado.
Pero luego termino pensando que hay que tener cuidado con lo que deseas, no sea que al final termines por conseguirlo.
¿Y tú?
¿Quieres vivir para siempre?
Te leo.
Iñaki Arcocha
P.D: El libro del Dr Sinclair sobre envejecimiento por si quieres ahondar en este tema.
Apasionante.