Impotencia Mal Disimulada

Deberías volverte competente, peligroso y tomar tu lugar en el mundo.

¿Peligroso?

Sí.

¿Por qué peligroso?

Porque la alternativa es terrible. La alternativa es ser débil.

Palabra de Jordan Peterson.

Ser peligroso es una cualidad humana muy mal entendida.

Con frecuencia se confunde con querer hacer daño a los demás.

Y no.

Ser peligroso significa que eres capaz de hacer daño a los demás.

Pero eso no significa que vayas a hacerlo necesariamente.

Piénsalo de otra manera.

¿Qué moralidad hay en no hacerle daño a nadie cuando no tienes la capacidad de hacerlo?

Si eres débil, cobarde y pusilánime, es normal que no amenaces a nadie.

Pero si tienes una espada afilada y eres más que capaz de blandirla,

tu mérito está en dejarla dentro de la vaina.

Eso es autocontrol.

Eso es fuerza de voluntad.

Eso es, en definitiva, carácter.

Si no eres capaz de generar violencia,

no ser violento no es una virtud.

La capacidad de causar daño más la capacidad de controlarte

es dónde reside la verdadera virtud.

El peligro de no distinguir entre ambas,

es confundir debilidad con moralidad.

Soy buena persona porque soy débil.

No.

Nunca.

Se requiere fortaleza para ser una buena persona.

Se requiere fuerza de voluntad para no tomar el camino fácil.

Eso lo sabemos todos.

Aunque nos dé miedo reconocerlo.

Por eso tenemos que ser peligrosos.

Capaces de la violencia.

Y ser, al mismo tiempo, lo suficientemente fuertes para no ejercerla.

De lo contrario, tan sólo enmascaras tu falta de voluntad

con falsa moralidad.

La bondad sin fuerza no es ninguna virtud.

Es, simplemente, impotencia mal disimulada.

Te leo.

Iñaki Arcocha

[email protected]

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