Siempre Enfadado

No cometas el mismo error

Últimamente me han atacado mucho por mi origen privilegiado.

Por haber nacido en una buena familia.

Por haber estudiado en un colegio privado.

Por haber ido a universidad de prestigio.

En definitiva, por haberlo tenido todo de cara.

No tienen ni idea.

No existe privilegio alguno cuando creces con un vacío dentro de ti.

Cualquiera que haya perdido a alguien lo sabe.

A una madre.

A un hermano.

A un amigo.

O, como me pasó a mí, a un padre.

Sobre todo cuando ocurre demasiado pronto.

Y te pasas la vida con preguntas sin respuestas.

Envidiando lo que ya no tendrás.

Tratando de llenar un agujero que no tiene fondo.

Ni lo tendrá jamás.

No hay dinero en el mundo que cambie eso.

Que compense una vida llena de dudas.

De rabia.

De miedo.

Yo lo daría todo por un café con mi padre.

Uno, que nunca me tomé.

Para hablar de todo lo que no pude hablar con él.

Sus sueños.

Sus ambiciones.

Sus miedos.

Así podría saber lo que nunca conoceré.

Así quizá sanaría una herida que jamás cicatriza.

Me quitaría la duda de lo que pensaría sobre mi vida.

De si estaría orgulloso de mí.

De si, a pesar de todo, me seguiría queriendo.

La gente que cree que el dinero lo explica todo, no sabe lo perdida que está.

Son tan pobres pobres de espíritu que piensan que lo material lo arregla todo.

Créeme: no lo hace.

Tengo todo lo que siempre quise y aún así lo cambiaría, sin dudarlo, por un minuto más con quienes ya no están.

No cometas el mismo error.

No pierdas el tiempo comparándote.

No te fijes sólo en lo que ves en la superficie.

Y aprovecha cada día como si fuera el último.

Porque un día lo será.

Quizás no para ti.

Pero sí para los demás.

Te leo.

Iñaki Arcocha

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