Siete Minutos

Siete minutos.

Eso es lo que le dije a Sandra en nuestros votos.

Que ella era mis siete minutos.

Los que aún sobrevive el cerebro después de morir.

Los que utiliza para recordar los mejores momentos de la vida.

Eso es lo que supone Sandra para mí.

Lo que quiero recordar al final de mis días.

¿Y tú?

¿Qué quieres que pase por tu cabeza cuando llegue al final?

Aquí no nos vamos a quedar ninguno.

Eso lo sabemos desde siempre.

Pero a veces vivimos como si no lo supiéramos.

Como si las decisiones que tomamos no tuvieran importancia.

Y la tienen.

Dentro de unos años, cuando mires atrás,

¿qué quieres recordar?

¿Momentos amargos y tristes?

¿O momentos llenos de emoción y alegría?

Responder a esa simple pregunta

debería marcar los momentos importantes de tu vida.

Cuando estás a punto de echar a perder un buen día por un enfado intrascendente.

Cuando te surge una oportunidad única y no la aprovechas por mentirte a ti mismo.

Cuando ya sabes que se ha terminado, pero te empeñas en continuar amargándote.

Toda una vida se resume en cuatro o cinco momentos clave.

Y, sobretodo, en la actitud con la que los afrontes.

Yo he tenido mucha suerte.

He encontrado mis siete minutos en vida.

Ahora me queda lo más importante:

conseguir ser parte de los siete minutos

de todos los que me importan.

Y, te aseguro, que lo voy a conseguir.

Te leo.

Iñaki Arcocha

[email protected]

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