Tres Tristes Tigres

Hoy vamos con un ejercicio rápido.

¿Preparado?

Bien.

Te doy tres segundos para pensar en tres personas a las que quieres.

Venga, rapidito.

Lo que te surja de primeras.

1…..

2….

3….

¿Ya?

¿Tienes a esas tres personas tan importantes paras ti?

Esas por las que te preocupas.

A las que siempre quieres que les vaya bien.

Qué bonito.

No me dirás que no ha sido fácil.

La siguiente pregunta ya no lo es tanto.

Porque no va sobre ninguna de esas tres personas.

Cada uno tenemos las nuestras.

Y los más afortunados, muchas más.

Lo que quiero saber, y me muero por conocer, es….

¿por qué ninguna de esas tres personas eras tú?

¿Por qué, cuando te he preguntado por gente importante para ti, no has pensado en ti mismo?

Ya, ya….

No se te ha ocurrido.

O pensaste que no tocaba.

Te he hecho trampa.

Y bla bla bla….

¿No hay algo más?

¿Seguro?

Porque si no te quieres y te respetes a ti mismo, ¿cómo esperas que lo hagan los demás?

Ya te lo digo yo, tranquilo:

No lo harán.

Mi abuelo siempre decía que, cuando se muriera, también lo haría su mejor amigo.

Un cremas, el abuelo Isidoro.

Yo no creo que haya que llegar a ese extremo, pero me entiendes por dónde voy.

Es importante pensar en los demás.

Claro que sí.

Amigos, hermanos, padres, hijos, sobrinos…..

Todos requieren tiempo, atención y cuidado.

Y todos son importantes.

Por supuesto.

Descuidarlos es un error muy común en estos tiempos tan rápidos y tan necesitados de pausa.

Pero perderte a ti mismo en el camino es aún peor.

Si tú no estás bien, es difícil que lo estés para los demás.

Si estás cansado, triste o enfadado, difícilmente serás de ayuda para quien te necesite.

Y lo peor de todo es que te sentirás mal por no estar a la altura.

Presta mucha atención:

No eres egoísta por darte prioridad.

No eres narcisista por quererte.

No eres egocéntrico por ponerte el primero de la lista de vez en cuando.

Al revés.

Es la mejor manera de estar de verdad para los demás.

De que todos quieran tenerte siempre cerca.

Y de no volver a sentirte solo.

Nunca más.

Te leo.

Iñaki Arcocha

[email protected]

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