- Arcocha Capital
- Posts
- Un Minuto Más
Un Minuto Más
No Necesitas Más
El Dr. Curt Richter de la Universidad Johns Hopkins llevó a cabo un experimento sorprendente a mediados de 1950.
El trabajo de Richter, biólogo y genetista, se centraban en las reacciones fisiológicas ante el estrés.
Especialmente en condiciones extremas.
En esas situaciones, la conexión cuerpo-mente se rompe, haciendo imposible la toma de decisiones.
Tu cuerpo cae preso de las emociones y te traiciona en el peor momento posible.
El estudio se realizó con ratas, a las que sumergía en frascos de vidrio llenos de agua, para medir cuánto tiempo eran capaces de nadar antes de ahogarse.
Trece minutos.
Eso era más o menos lo que aguantaban antes de tirar la toalla.
En una segunda fase del experimento, el doctor rescataba a las ratas poco antes de cumplirse el límite de tiempo.
Las sacaba del agua, descansaban unos minutos y las volvía a sumergir.
¿El resultado?
Las ratas aguantaron horas.
Más de sesenta horas seguidas, nadando, luchando y resistiendo.
¿Cómo es posible?
¿Qué había cambiado?
Obviamente las ratas no se habían hecho más fuertes ni resistentes.
Lo que había cambiado era su percepción de la situación.
Ahora tenían esperanza.
Sabían que alguien les iba a ayudar justo en el momento preciso.
Y esa seguridad les daba la fuerza para seguir adelante.
Una brazada más.
Una bocanada adicional fuera del agua.
Todos hemos querido rendirnos alguna vez.
Probablemente más de una.
Los estudios nos han superado hasta el punto de querer abandonarlos.
Hemos odiado tanto nuestro trabajo que ir a la oficina se volvía una tortura.
Por no hablar de las veces en las que hemos pensado romper una relación.
Lo dicho… más de una vez seguramente.
Esto lo hemos vivido todos y no tiene demasiado misterio.
La pregunta más interesante es otra:
¿Cuántas veces no nos rendimos gracias a un gesto en el momento oportuno?
Una palabra de ánimo.
Un abrazo.
Una mirada.
Yo me acuerdo perfectamente de la última vez.
Fue en la cocina de mi casa, en Bilbao.
La mano de mi madre sobre mi cabeza y un simple “tranquilo hijo, todo va a ir bien” fueron más que suficientes.
Ahora ya podía continuar.
La mayoría de las ocasiones no necesitas más.
Tener esperanza no es ingenuidad.
No es pensar que el mundo es de color de rosa o que los árboles están hechos de chocolate.
No.
Es saber que todo puede mejorar.
Porque sin esperanza no hay futuro, al menos no uno en el que valga la pena vivir.
Cuando confías lo suficiente en alguien, te sientes seguro y sabes que todo se arreglará.
Pero cuando es alguien quien confía en ti, lo que sientes cobra una nueva dimensión.
Nada puede detenerte.
Confía en que tu esfuerzo valdrá la pena.
En que será suficiente.
En que mañana volverá a salir el sol.
Porque esa siempre será la mejor manera de convertirte en la esperanza de los demás.
¿Te imaginas que hoy es el día en que sacas a alguien justo a tiempo?
Yo, sí.
Perfectamente.
Te leo.
Iñaki Arcocha
P.D: Si te gustan estas newsletters, compártelas con tus amigos en el siguiente enlace: https://arcochacapital.beehiiv.com/subscribe
P.D 2: Y si no te gustan, compártelas con tus enemigos para que se fastidien: https://arcochacapital.beehiiv.com/subscribe