Vuela Gratis

Venga, vamos.

Voy con una de esas historias por la que muchos…

… tú, no , pero otros sí…

…. pensarán que no pueden aprender nada.

Que su caso es distinto.

Que son la excepción.

Que lo de los ricos es porque nacieron con dinero.

Y bla bla bla.

Pero yo sé que tú vas a entender el trasfondo.

Richard Branson es uno de los multimillonarios más carismáticos del mundo.

También de los más excéntricos.

Fundador del grupo Virgin.

Lo que comenzó como un sello discográfico acabó convertido en un imperio que abarca muchos sectores.

Incluído el imposible negocio de las aerolíneas comerciales.

La chispa saltó en uno de sus viajes a las Islas Vírgenes Británicas.

Cuando su vuelo fue cancelado.

En lugar de esperar resignado, Branson charteó un avión y repartió el coste entre todos los pasajeros.

De ahí surgió una idea poderosa:

¿Y si existiera una aerolínea que pusiera primero al cliente?

Nacía Virgin Atlantic Airways.

La aerolínea más singular del planeta.

Para los vuelos transoceánicos se necesita un Boeing 747.

Precio: cientos de millones.

Contacto en la industria: cero.

¿Qué hizo Branson? Lo que cualquiera hace cuando no conoce a nadie: llamar al teléfono de atención al cliente de Boeing.

Imagínatelo: un veinteañero sin experiencia, pidiendo por teléfono un 747 como quien pide una pizza.

Le colgaron.

Llamó otra vez.

Y otra.

Su insistencia fue tan absurda que al final le pasaron con un directivo que le explicó con calma:

Sr. Branson, Boeing tiene uno y sólo un cliente en cada país. Y usted no es ese cliente en el Reino Unido, es British Airways. No hay nada que podamos hacer por usted.

¿Se rindió?

Nop.

Convenció a Boeing de alquilarle un 747 viejo, con pago aplazado.

El combustible, también a crédito.

Y empezó a vender billetes por adelantado.

El 22 de junio de 1984, Virgin Atlantic despegó hacia Nueva York.

Primer vuelo.

Sin que Branson hubiera puesto un céntimo de su bolsillo.

Muchas veces nos dejamos aplastar por la magnitud de los problemas.

O empezamos un proyecto y lo dejamos a las primeras de cambio.

Nos aferramos a lo que siempre se ha hecho.

A lo que nos dicen.

A lo que nos decimos a nosotros mismos.

Y abandonamos.

No te diré que siempre hay un camino.

A veces es mejor reconocer el error y pasar a otra cosa.

Pero al igual que en el deporte la mente se rinde antes que el cuerpo….

… también tus miedos se imponen a tus sueños cuando no todo te sale a la primera.

Branson no tenía dinero.

Ni experiencia.

Pero sí dos cosas más importantes:

propósito

y pensamiento creativo.

Cuando las reglas no se ajustan a tu juego, cámbialas a tu favor.

¿No puedes, dices?

Si Branson lo consiguió en el peor negocio del mundo, sin que le costara un sólo céntimo.

Te aseguro que tú también puedes.

Otra cosa es que quieras.

Te leo.

Iñaki Arcocha

[email protected]

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